Elegir los alimentos ricos en nutrientes adecuados es una de las formas más poderosas de apoyar tu salud y bienestar generales. Los alimentos ricos en nutrientes aportan las vitaminas, minerales y antioxidantes esenciales que tu cuerpo necesita, sin calorías innecesarias ni aditivos perjudiciales. Tanto si tu objetivo es aumentar la energía, reforzar la inmunidad o prevenir enfermedades crónicas, aprender a identificar e incorporar opciones ricas en nutrientes a tus comidas diarias es un paso fundamental hacia un estilo de vida más sano. En esta guía, la organización intermediaria explora estrategias prácticas, basadas en pruebas, para construir una dieta rica en nutrientes que se adapte a tus necesidades y preferencias únicas.

Cómo elegir alimentos ricos en nutrientes para una dieta más sana

¿Por qué es importante comer sano?

Comer sano no es sólo estar en forma, sino proporcionar a tu cuerpo el combustible que necesita para funcionar óptimamente. Los alimentos ricos en nutrientes desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento de los niveles de energía, el apoyo a la función inmunitaria, el fomento de la salud cerebral y la reducción del riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes, la obesidad y las afecciones cardiovasculares.

La organización intermediaria hace hincapié en el bienestar holístico educando a las personas sobre cómo nutrir sus cuerpos con intención. Al dar prioridad a las opciones ricas en nutrientes, sientas las bases para una vida larga, activa y vibrante.

Beneficios clave de comer sano:

  • Mejora la energía y la estabilidad del estado de ánimo
  • Ayuda a controlar el peso
  • Mejora la salud de la piel, el cabello y las uñas
  • Reduce el riesgo de enfermedades crónicas
  • Refuerza la función inmunitaria
  • Mejora la digestión

 

¿Hay que seguir una determinada dieta para comer sano?

No, comer sano no significa que tengas que seguir una dieta estricta como la ceto, la paleo o la vegana. Se trata de elegir alimentos con conocimiento de causa que nutran tu cuerpo. Un patrón alimentario saludable es flexible y puede adaptarse a una variedad de preferencias culturales, de estilo de vida y personales.

Una alimentación sana puede incluir:

  • Platos tradicionales adaptados con ingredientes más saludables
  • Alimentos culturales con nutrientes equilibrados
  • Enfoques flexibles como las dietas mediterránea o basada en plantas
  • Complacencias ocasionales sin culpabilidad

 

¿Qué significa denso en nutrientes?

Los alimentos densos en nutrientes proporcionan una gran cantidad de vitaminas, minerales, fibra y otros nutrientes beneficiosos con relativamente pocas calorías. Estos alimentos te ayudan a satisfacer tus necesidades nutricionales sin un consumo excesivo de energía.

Características de los alimentos densos en nutrientes:

  • Bajo en azúcares añadidos, grasas saturadas y sodio
  • Rico en vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra
  • A menudo enteros o mínimamente procesados

Algunos ejemplos son:

  • Verduras de hoja verde (espinacas, col rizada)
  • Bayas (arándanos, fresas)
  • Frutos secos y semillas (chía, lino, nueces)
  • Cereales integrales (quinoa, avena)
  • Legumbres (lentejas, garbanzos)
  • Proteínas magras (pechuga de pollo, pescado)

 

Avances en alimentos ricos en nutrientes para una dieta sana

La ciencia alimentaria y la agricultura han evolucionado significativamente para satisfacer las demandas de salud. La organización intermediaria fomenta la integración de avances que mejoran la densidad de nutrientes sin comprometer la seguridad ni el sabor.

Ejemplos de avances:

  • Alimentos enriquecidos (por ejemplo, leche con vitamina D, cereales enriquecidos con hierro)
  • Cultivos de bioingeniería con perfiles nutricionales más elevados (por ejemplo, arroz dorado rico en betacaroteno).
  • Tecnologías alimentarias sostenibles (por ejemplo, alternativas a la carne de origen vegetal)
  • Alimentos fermentados para la salud intestinal (p. ej., kéfir, kombucha, tempeh)

 

Cómo añadir alimentos ricos en nutrientes a tu plan de alimentación saludable

Incorporar alimentos ricos en nutrientes no requiere una revisión completa de la dieta. Los cambios pequeños y constantes tienen un gran impacto con el tiempo.

Guía paso a paso:

  1. Empieza por el desayuno – Cambia los cereales azucarados por copos de avena con bayas.
  2. Mejora tus tentempiés – Sustituye las patatas fritas por rodajas de manzana y mantequilla de frutos secos.
  3. Aumenta el volumen de las comidas con verduras: añade espinacas a la pasta, zanahorias a los guisos.
  4. Elige cereales integrales – Opta por el arroz integral, la quinoa o el trigo integral.
  5. Hidrátate bien – Bebe agua o infusiones en lugar de refrescos.

 

¿Y los tentempiés?

Los tentempiés tienen mala fama, pero pueden ser beneficiosos para la salud si se hacen con conciencia. Los tentempiés ricos en nutrientes ayudan a mantener la energía y a evitar comer en exceso durante las comidas.

Opciones de tentempiés ricos en nutrientes:

  • Yogur griego con miel y almendras
  • Palitos de zanahoria con hummus
  • Huevos duros
  • Mezcla de frutos secos y semillas
  • Requesón con bayas

 

El camino hacia una mejor salud

Un enfoque equilibrado garantiza que tu cuerpo reciba una variedad de nutrientes.

  1. Frutas y verduras

  • Intenta tomar de 5 a 7 raciones al día
  • Incluye un arco iris de colores
  • Elige opciones crudas y cocinadas
  1. Granos

  • Prioriza los cereales integrales
  • Evita los carbohidratos refinados siempre que sea posible
  • Ejemplos: avena, cebada, arroz integral
  1. Carne, aves, pescado y legumbres

  • Opta por cortes magros
  • Incorpora legumbres para obtener proteínas de origen vegetal
  • Come pescado al menos dos veces por semana
Grupo de alimentos Ejemplos Beneficios
Frutas y verduras Brócoli, col rizada, bayas Antioxidantes, fibra, vitaminas
Cereales integrales Quinoa, avena, arroz integral Energía, digestión, saciedad
Proteínas Pollo, lentejas, salmón Reparación muscular, producción hormonal
Grasas saludables Aguacate, aceite de oliva, almendras Función cerebral, salud cardiaca

 

Los fundamentos de una alimentación sana

  1. Densidad de nutrientes

La densidad de nutrientes es una de las piedras angulares de una dieta sana. Se refiere a la concentración de nutrientes esenciales, como vitaminas, minerales, fibra y grasas beneficiosas, en relación con el contenido calórico total de un alimento. Los alimentos densos en nutrientes ayudan a tu cuerpo a recibir la máxima cantidad de nutrición sin consumir calorías excesivas, lo que los hace especialmente valiosos para mantener un peso saludable, reforzar la inmunidad y prevenir carencias.

Por ejemplo, 100 calorías de col rizada ofrecerán mucha más fibra, calcio y antioxidantes que 100 calorías de refrescos o dulces. Elegir alimentos densos en nutrientes también contribuye a mejorar la salud de la piel, la función cognitiva, la salud digestiva y la energía a largo plazo.

Algunos de los alimentos más ricos en nutrientes son:

  • Verduras de hoja verde como la col rizada, las espinacas, la berza y las acelgas
  • Verduras crucíferas como el brécol, la coliflor y las coles de Bruselas
  • Bayas como arándanos, fresas y frambuesas
  • Legumbres como lentejas, garbanzos, judías negras y guisantes
  • Pescados grasos como el salmón y la caballa
  • Cereales integrales como la quinoa, la avena y el arroz integral
  • Semillas y frutos secos como la chía, el lino, las almendras y las nueces

Al hacer de estos alimentos una parte habitual de tu dieta, te aseguras de que cada caloría que consumes contribuye a tu salud.

  1. Diversidad dietética

La diversidad de la dieta es fundamental para lograr una salud óptima. Ningún alimento contiene por sí solo todos los nutrientes esenciales que tu cuerpo necesita para funcionar de forma óptima. Por tanto, consumir una amplia variedad de alimentos de todos los grupos alimentarios ayuda a cubrir todo el espectro de macro y micronutrientes.

Una forma práctica de conseguir la diversidad de la dieta es comer una gama de frutas y verduras de colores. Cada color representa un grupo distinto de fitonutrientes y antioxidantes:

  • Los alimentos rojos, como los tomates y la sandía, son ricos en licopeno.
  • Los alimentos naranjas y amarillos, como las zanahorias y los boniatos, tienen un alto contenido en betacaroteno.
  • Las verduras verdes como la col rizada y el brécol están repletas de clorofila, folato y vitamina K.
  • Los alimentos azules y morados, como los arándanos y la berenjena, son fuentes excelentes de antocianinas.
  • Los alimentos blancos como el ajo y la coliflor contienen alicina y potasio.

Además, intenta rotar tus fuentes de proteínas (p. ej., carne, aves, pescado, legumbres, lácteos, huevos, soja) y cereales (p. ej., arroz, avena, cebada, trigo sarraceno) para evitar la monotonía dietética y mejorar tu ingesta de nutrientes.

  1. Proporciones de macronutrientes

Comprender el equilibrio de los macronutrientes -hidratos de carbono, proteínas y grasas- es fundamental para estructurar una dieta equilibrada. Estos nutrientes proporcionan energía y apoyan funciones corporales esenciales como el crecimiento muscular, la producción hormonal, la actividad cerebral y la reparación celular.

Una distribución de macronutrientes generalmente recomendada es la siguiente:

  • Hidratos de carbono: 45-65% de las calorías diarias
  • Proteínas: 10-35% de las calorías diarias
  • Grasas: 20-35% de las calorías diarias

Los hidratos de carbono deben proceder principalmente de cereales integrales, legumbres, frutas y verduras, en lugar de azúcares refinados y harina blanca. Las proteínas deben proceder de carnes magras, legumbres, lácteos, huevos y pescado. Las grasas deben ser grasas saludables, como las que se encuentran en los frutos secos, las semillas, los aguacates y el aceite de oliva.

Esta proporción puede ajustarse según las necesidades individuales, el estilo de vida, los objetivos de salud y las afecciones médicas. Por ejemplo, alguien que realice un entrenamiento de fuerza intenso podría necesitar una ingesta más elevada de proteínas, mientras que alguien que controle una afección cardiovascular podría beneficiarse de una mayor ingesta de ácidos grasos omega-3 y una reducción de grasas saturadas.

  1. Alimentos muy procesados

Los alimentos altamente procesados son artículos que han sido alterados significativamente respecto a su forma original mediante procesamiento industrial. Esto incluye la adición de ingredientes artificiales, conservantes, colorantes, potenciadores del sabor, azúcares añadidos y grasas poco saludables.

Algunos ejemplos son:

  • Cereales azucarados para el desayuno
  • Aperitivos envasados como patatas fritas y galletas
  • Refrescos y bebidas azucaradas
  • Comidas congeladas listas para consumir
  • Carnes procesadas como salchichas y perritos calientes

Aunque no todos los alimentos procesados son malsanos, el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados se ha relacionado con la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares e incluso los trastornos mentales. Estos alimentos suelen tener muchas calorías y poca fibra, vitaminas y minerales.

En su lugar, céntrate en alternativas mínimamente procesadas, como:

  • Pan integral en lugar de pan blanco
  • Verduras frescas o congeladas en lugar de versiones enlatadas con sal añadida
  • Yogur natural en lugar de yogur de sabores con azúcares añadidos

Cómo elegir alimentos ricos en nutrientes para una dieta más sana para el cabello

Cómo hacer que la alimentación sana funcione para ti

Adoptar un estilo de vida de alimentación saludable es un proceso gradual que comienza con pequeños cambios prácticos. Mucha gente cree que una alimentación sana requiere cambios drásticos o alimentos caros, pero lo cierto es que los hábitos sencillos y constantes marcan la mayor diferencia a largo plazo.

Planifica tus comidas con antelación

Planificar las comidas es una de las formas más eficaces de mantener unos hábitos alimentarios saludables. Preparar un menú semanal te ayuda a evitar las compras impulsivas, reduce el desperdicio de alimentos y garantiza que tengas acceso a comidas nutritivas durante toda la semana. También te permite equilibrar las comidas a lo largo de los días, asegurando la variedad y la ingesta adecuada de nutrientes.

Almacena tentempiés saludables

Tener tentempiés saludables a mano en casa, en el trabajo o en el bolso puede evitar que recurras a opciones poco saludables y procesadas cuando te ataque el hambre. Preparar porciones de tentempiés con antelación, como verduras cortadas, bolas energéticas caseras o pequeñas bolsas de mezcla de frutos secos, facilita la toma de mejores decisiones sobre la marcha.

Lee las etiquetas nutricionales

Saber leer las etiquetas de los alimentos es esencial para tomar decisiones con conocimiento de causa. Fíjate en el tamaño de la ración, el recuento de calorías y las cantidades de grasa, azúcar, sodio y fibra. Intenta elegir productos con mayor contenido en fibra y proteínas y menos azúcares añadidos y sodio.

Practica la alimentación consciente

La alimentación consciente consiste en prestar toda tu atención a la comida: su sabor, su textura, su olor y cómo te hace sentir. Comer despacio y sin distracciones como la televisión o los teléfonos inteligentes ayuda a tu cuerpo a registrar la saciedad, lo que puede evitar que comas en exceso y mejorar la digestión.

Hidrátate regularmente

Mantenerse hidratado suele pasarse por alto, pero es tan importante como la elección de los alimentos. Intenta beber al menos de 6 a 8 vasos de agua al día. Las infusiones, las frutas y verduras ricas en agua y las sopas caseras también contribuyen a tu ingesta diaria de líquidos.

Cocina más en casa

La cocina casera te permite controlar la calidad de los ingredientes y los métodos de cocción. Puedes reducir al mínimo la sal añadida, el azúcar y las grasas poco saludables, al tiempo que realzas las comidas con hierbas frescas, especias e ingredientes sanos. Incluso cocinar dos o tres veces por semana puede suponer una gran diferencia en tu salud general.

He aquí un ejemplo de lo que puede ser un día normal de alimentación sana

Desayuno

Empieza el día con una comida nutritiva que te proporcione una mezcla equilibrada de proteínas, hidratos de carbono complejos y grasas saludables para mantener la energía y la concentración durante toda la mañana.

Ejemplo de desayuno:

  • Huevos revueltos cocidos en una cucharadita de aceite de oliva con espinacas salteadas y dados de tomate
  • Una rebanada de pan integral tostado con un poco de aguacate o una pizca de linaza
  • Una taza de té verde sin azúcar o de café negro

Merienda

Elige un tentempié que equilibre los hidratos de carbono con proteínas o grasas saludables para mantener unos niveles de energía constantes y evitar los antojos.

Ejemplo de merienda:

  • Un plátano mediano acompañado de una cucharada de mantequilla de almendras
  • Alternativamente, un huevo cocido con unas galletas integrales

Almuerzo

Las comidas del mediodía deben ser saciantes y energéticas, sin hacerte sentir perezoso. Lo ideal es una combinación de proteínas magras, cereales ricos en fibra y verduras frescas.

Almuerzo de muestra:

  • Pechuga de pollo a la plancha o una empanada vegetariana de garbanzos
  • Ensalada de quinoa con dados de pepino, tomates cherry, cebolla roja, perejil y aliño de limón y aceite de oliva
  • Una pequeña manzana o naranja como final naturalmente dulce

Merienda

Un tentempié rico en nutrientes por la tarde te ayuda a mantener la concentración y a evitar comer en exceso durante la cena.

Ejemplo de merienda:

  • Un puñado pequeño de frutos secos crudos mezclados (almendras, nueces, anacardos)
  • Opcional: una pieza de fruta o unas rodajas de pimiento crudo

Cena

Las comidas nocturnas deben ser saciantes pero no demasiado pesadas, para permitir una digestión adecuada antes de dormir.

Cena de muestra:

  • Salmón al horno sazonado con hierbas y zumo de limón
  • Boniatos asados con una pizca de pimentón
  • Brócoli o judías verdes al vapor ligeramente rociadas con aceite de oliva

Merienda

Un tentempié ligero y rico en proteínas puede mantenerte satisfecho sin disparar tus niveles de azúcar en sangre antes de acostarte.

Ejemplo de merienda:

  • Yogur griego bajo en grasas con un puñado de bayas frescas o congeladas
  • Una cucharadita de semillas de chía o linaza molida para añadir fibra

Postre

El postre puede formar parte de un estilo de vida sano cuando se disfruta con moderación y se elabora con ingredientes sanos.

Postre de muestra:

  • De dos a tres cuadrados de chocolate negro con un contenido mínimo del 70% de cacao
  • Un cuenco pequeño de fresas o frambuesas troceadas aparte

 

Consejos prácticos para mantener una dieta sana

Mantener una dieta sana a lo largo del tiempo no consiste en la perfección, sino en la constancia, el equilibrio y la toma de decisiones inteligentes que se ajusten a tu estilo de vida. A continuación encontrarás una guía más completa sobre cómo mantener estos hábitos en cuatro áreas clave: frutas y verduras, grasas, equilibrio sodio/potasio y consumo de azúcar.

  1. Frutas y verduras

Las frutas y verduras son la base de cualquier dieta sana. Son ricas en vitaminas, minerales, fibra, antioxidantes y agua, todo lo cual contribuye a la digestión, la salud de la piel, la función inmunitaria y la prevención de enfermedades crónicas.

Directrices ampliadas:

  • Lávalos bien: Lava siempre los productos con agua corriente para eliminar la suciedad, las bacterias y los posibles residuos de pesticidas. Para los productos firmes, como las patatas o las manzanas, utiliza un cepillo suave. Evita el jabón o la lejía, que pueden ser nocivos si se ingieren.
  • Compra productos locales y de temporada: Los productos de temporada son más frescos, más sabrosos y a menudo más asequibles. Las frutas y verduras locales se recolectan más cerca de su punto óptimo de maduración, por lo que son más ricas en nutrientes que las transportadas largas distancias.
  • Diversifica las opciones: Incorpora una amplia variedad de productos a tus comidas. Intenta que haya varios colores en tu plato: cada grupo de color contiene diferentes fitoquímicos beneficiosos para la salud.
  • Almacena adecuadamente: Aprende técnicas óptimas de almacenamiento (por ejemplo, refrigerar las verduras de hoja verde, mantener las patatas en un lugar fresco y oscuro) para conservar la frescura.
  • Congela las sobras o los excedentes: Si no puedes utilizarlas a tiempo, congela frutas como plátanos y bayas para batidos, o blanquea y congela verduras como espinacas, brécol y zanahorias para reducir el desperdicio.
  1. Grasas

La grasa es un nutriente esencial que favorece la salud cerebral, la regulación hormonal y la absorción de vitaminas liposolubles (A, D, E y K). Sin embargo, el tipo y la cantidad de grasa que consumes son cruciales para la salud en general.

Directrices ampliadas:

  • Elige grasas insaturadas saludables: Céntrate en fuentes como el aceite de oliva virgen extra, los aguacates, los frutos secos, las semillas (como la chía, el lino y el girasol) y el pescado azul (salmón, sardinas, caballa). Estas grasas están relacionadas con la reducción de la inflamación y el menor riesgo de enfermedad cardiaca.
  • Incorpora ácidos grasos omega-3: Presentes en las semillas de lino, las nueces y el pescado graso, los omega-3 favorecen la salud del corazón y la función cerebral, y pueden reducir los síntomas de la depresión y la ansiedad.
  • Limita las grasas saturadas: Se encuentran en la mantequilla, los cortes grasos de carne, los lácteos enteros y el aceite de coco. Aunque no son intrínsecamente perjudiciales en pequeñas cantidades, una ingesta excesiva puede contribuir a elevar el colesterol LDL y el riesgo de enfermedad cardiaca.
  • Evita las grasas trans: Son grasas creadas artificialmente que se encuentran en los aceites hidrogenados y en los productos de panadería procesados. Se asocian a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y deben eliminarse totalmente de la dieta.
  • Utiliza métodos de cocción saludables: Opta por hornear, asar, cocinar al vapor o saltear con pequeñas cantidades de aceites saludables en lugar de freír.
  1. Sal, sodio y potasio

El sodio y el potasio desempeñan papeles opuestos en el equilibrio de líquidos, las contracciones musculares y la regulación de la tensión arterial. Aunque ambos son esenciales, las dietas modernas tienden a incluir demasiado sodio y poco potasio, lo que contribuye a la hipertensión y a los problemas cardiovasculares.

Directrices ampliadas:

  • Mantén el sodio por debajo de 2.300 mg/día: El adulto medio no debe superar este límite, que equivale aproximadamente a una cucharadita de sal. Muchas personas consumen casi el doble de esta cantidad debido al sodio oculto en los alimentos envasados.
  • Ten cuidado con las fuentes ocultas de sal: Las carnes procesadas, las sopas enlatadas, los aliños para ensaladas, los encurtidos, la comida rápida y las salsas (como la de soja o la teriyaki) son los principales contribuyentes.
  • Dale sabor con hierbas y especias: Sustituye la sal por ajo, cebolla en polvo, albahaca, orégano, comino, cúrcuma y zumo de limón para dar sabor sin sodio.
  • Lee atentamente las etiquetas de los alimentos: Elige versiones bajas en sodio o «sin sal añadida» de productos comunes como el caldo, las alubias y los productos de tomate.
  • Aumenta la ingesta de potasio: El potasio ayuda a contrarrestar los efectos del sodio y favorece la salud del corazón y los riñones. Algunas fuentes excelentes son:
    • Plátanos
    • Boniatos
    • Alubias blancas
    • Remolacha
    • Espinacas
    • Aguacates
  1. Azúcares

Los azúcares añadidos son uno de los factores que más contribuyen al aumento de peso, la diabetes tipo 2, la caries dental y los trastornos metabólicos. A diferencia de los azúcares naturales que se encuentran en la fruta o los lácteos, los azúcares añadidos aportan calorías con poco o ningún beneficio nutricional.

Directrices ampliadas:

  • Da prioridad a los azúcares naturales: Consigue tu dosis de dulce de las frutas enteras, que también ofrecen fibra, agua y una variedad de nutrientes que ralentizan la absorción del azúcar y reducen los picos de azúcar en sangre.
  • Evita las bebidas azucaradas: Los refrescos, las bebidas energéticas, los tés azucarados y los cafés aromatizados son algunas de las mayores fuentes de azúcares añadidos. Sustitúyelas por agua, infusiones o agua aromatizada de forma natural (por ejemplo, con pepino o cítricos).
  • Limita los dulces procesados: Los productos horneados, los caramelos, los helados y los cereales envasados suelen contener grandes cantidades de azúcares refinados. Resérvalos para caprichos ocasionales y opta por alternativas caseras cuando sea posible.
  • Comprueba las listas de ingredientes: Busca azúcares ocultos en productos que tradicionalmente no se consideran dulces, como aliños para ensaladas, salsas para pasta y panes. El azúcar puede aparecer bajo muchos nombres, como jarabe de maíz de alta fructosa, dextrosa, sacarosa y maltosa.
  • Utiliza edulcorantes naturales con moderación: Si es necesario, opta por cantidades limitadas de miel, sirope de arce o pasta de dátiles en lugar de azúcar refinado.

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Frequently Asked Questions

¿Qué significa "denso en nutrientes" y por qué es importante?

Se refiere a los alimentos que ofrecen un alto nivel de nutrientes con relativamente pocas calorías. Estos alimentos ayudan a mantener la salud sin sobrecargarla de calorías.

¿Cómo puedo identificar los alimentos ricos en nutrientes?

Busca productos integrales y mínimamente procesados. Comprueba en las etiquetas si contienen vitaminas, minerales, fibra y bajo contenido en azúcar/sodio.

¿Necesito seguir una dieta específica para comer sano?

No, puedes personalizar tu enfoque. La clave es el equilibrio, la variedad y la densidad de nutrientes.

¿Cuáles son algunos ejemplos de tentempiés ricos en nutrientes?

Huevos duros, hummus con verduras, yogur griego, frutos secos, fruta fresca o palomitas de maíz infladas.

¿Cómo puedo incorporar más alimentos ricos en nutrientes a mis comidas?

Planifica con antelación, cocina en casa, prepara verduras y cambia los productos procesados por alternativas integrales.

¿Hay alimentos ricos en nutrientes asequibles?

Sí: las lentejas, el atún enlatado, el arroz integral, la avena, las verduras congeladas y los productos de temporada son económicos y nutritivos.

¿Cómo se relaciona la densidad de nutrientes con la ingesta calórica?

Obtienes más valor nutritivo por caloría, lo que ayuda a mantener la salud mientras controlas el peso.

¿Pueden los alimentos ricos en nutrientes ayudar a prevenir las enfermedades crónicas?

Absolutamente. Las dietas ricas en alimentos nutritivos reducen el riesgo de cardiopatías, diabetes de tipo 2, obesidad y algunos cánceres.

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